Friday, January 21, 2011

Los dilemas del gasoducto al sur: ¿sin soga y sin cabra?

El gobierno tiene entre manos un problema muy complejo que resolver: ¿Cómo guiar la política gasífera de manera que sea viable llevar gas al sur del Perú, a la vez que promover la instalación de una industria petroquímica competitiva en el país y no morir (políticamente) en el intento?

Hoy existen dos alternativas para llevar gas de Camisea al sur del país: (i) el ducto de la costa que promueve Suez Energy y que partiendo de Humay (Ica) viaja por la costa hasta Ilo. Este es un ducto de 834 km. y una inversión de US$ 850 millones. Suez Energy ha dicho que no requerirá de subsidios para su concreción y que estaría listo en el año 2011; (ii) el ducto andino de Kuntur que partiendo de Camisea, atravesaría las regiones de Cusco y Arequipa con un ramal hacia Puno y dos salidas a la costa por Ilo y Mollendo. Este es un ducto de 1085 km. y una  inversión estimada de US$ 1,200 millones. ¿Cuáles son los dilemas que hay que resolver?

Primero: ¿Quién pagará la diferencia en el monto de inversión? Pedir que sean los consumidores de gas es iluso pues ello restaría competitividad a toda industria que use el ducto, aspecto que es particularmente sensible en el caso de la petroquímica.

Segundo: Estos proyectos complejos se hacen de atrás para adelante. Primero hay que saber quién va a consumir el gas - y por tanto transportarlo - para saber si es viable construir o no el ducto. Nadie construye un ducto para ver después a quién le vende el servicio. Los contratos tienen que existir antes que el ducto y son claves para financiarlo. Resulta fundamental contar con clientes iniciales que acepten compromisos en firme de compra y transporte del gas. Así se hizo Camisea, con 6 clientes iniciales y un contrato “take or pay” que el Estado adquirió a través de Electro Perú. Para el ducto costero el propio Suez ha manifestado que ellos construirían dos plantas termoeléctricas. En el caso del ducto andino, está por verse quiénes serían los clientes iniciales y si es necesario que el Estado asuma un contrato “take or pay” o si requerirá una nueva Garantía por Red Principal (GRP).

Tercero: La operación y mantenimiento de los ductos es otro elemento crucial. Mientras que operar y mantener un ducto aprovechando el derecho de vía de la carretera Panamericana Sur es muy sencillo, operar y mantener un ducto que atraviesa selva virgen (incluyendo el Santuario de Megantoni), que recorre cumbres por sobre los 4,000 metros y que tiene varios ramales tiene que ser substancialmente más caro.

Cuarto: Mucho se habla de promover la petroquímica. ¿Dónde va a estar ubicada? ¿En Pisco? ¿En Ilo? La petroquímica no es competitiva a cualquier precio. Si hasta hoy no tenemos en marcha ningún proyecto de petroquímica con el gas en Pisco, ¿cómo convencer a los inversionistas de irse 800 km. más al sur y pagar un mayor costo de transporte? Ambos ductos tendrán definitivamente un costo significativamente mayor que el ducto de Camisea llevando gas a Pisco. Si Suez va a tomar el gas en Humay para transportarlo hasta Ilo, quien lo reciba allí tendrá que pagar el ducto de Camisea además del nuevo ducto. El ducto andino tiene la ventaja de no tener que pagar por el uso del ducto de Camisea, pero los mayores costos constructivos y de operación definitivamente van a resultar en un costo mayor que el actual ducto de Camisea. ¿Por qué los inversionistas elegirían un lugar más caro en vez de situarse en Pisco? Sólo si el Estado los obliga, pero en ese caso se corre el riesgo de nadie se instale en Ilo, pues los costos de transporte podrían hacer inviable la industria petroquímica.

Quinto: La experiencia internacional muestra que la petroquímica se desarrolla en forma de hubs, es decir, se instalan varias industrias complementarias en una misma locación generando sinergias y economías de ámbito. De instalarse un primer proyecto petroquímico en Pisco, ello sería determinante para la ubicación de los siguientes proyectos. Por tanto, si se autoriza la instalación de petroquímica de envergadura en Pisco estaríamos minando la viabilidad de ambos ductos - tanto el costero como el andino - pues ya no habría petroquímica en el sur, con lo cual nos quedamos “sin soga y sin cabra”. Pero si el Estado le apuesta por la petroquímica en Ilo y descarta otorgar licencias para Pisco, corre el riesgo de que por el mayor costo de transporte también nos quedemos sin petroquímica ni en Pisco ni en Ilo, con lo que también nos quedamos “sin soga y sin cabra”.

Por último está el dilema político. Aún cuando el ducto costero sea viable desde el punto de vista económico y constructivo, puede resultar inviable políticamente. Con lo cual la única alternativa viable para el gobierno sería el apostarle al complejo proyecto andino, que implicará subsidios públicos o GRP o compras anticipadas de gas o cualquier otra fórmula de intervención del Estado para hacerlo viable. La pregunta es si a pesar del entusiasmo del gobierno, desde el punto de vista privado el ducto andino es una alternativa viable. Si los intereses público y privado no están correctamente alineados, el riesgo de quedarnos sin ducto y sin petroquímica puede ser muy alto.


1 comment:

  1. Subsequently after reading a number of the blog articles on your page (for
    almost 2), hours I honestly like your way of running a blog.

    I bookmarked it as well so that I can keep up with it consistently.
    Check out my own personal blog if you have a chance and give me
    suggestions..

    Feel free to surf to my web-site - florida no fault car insurance

    ReplyDelete