Friday, January 21, 2011

Phelps, Inclusión Social y el Perú de la próxima década

Edmund Phelps acaba de ser galardonado con el premio Nobel de Economía por sus trabajos pioneros acerca de los intercambios (trade-offs) entre inflación y desempleo. En particular mostró cómo las expectativas inflacionarias influyen las decisiones futuras de las empresas y los gobiernos, “profundizando nuestro entendimiento de la relación entre los efectos de corto y largo plazo de la política económica” (citando a la Academia Sueca).

Sin duda, se ha hecho justicia con un economista brillante pero cuyas ideas fueron mejor aprovechadas por otros quienes lograron mayor reconocimiento que el propio Phelps. En 1968, meses antes del famoso discurso de Milton Friedman en la American Economic Association, célebre por ser el primero que cuestionó severamente el paradigma keynesiano hasta entonces predominante, Phelps había publicado un artículo con básicamente las mismas ideas que Friedman hizo públicas y que le dieron mucho mayor reconocimiento (incluyendo el premio Nobel). Otro caso digno de mencionarse es el de Robert Lucas (también premio Nobel) que popularizó un modelo de “islas” en las que los agentes tienen información parcial de lo que sucede en la economía; este modelo había sido desarrollado mucho antes por Phelps, pero al modelo de islas se le conoce como “islas lucasianas”.

En los últimos años, el profesor Phelps ha venido trabajando en temas menos notorios y que tienen que ver con su visión crítica respecto del funcionamiento de las economías de mercado y su preocupación por los trabajadores de baja calificación y bajos salarios.  Para Phelps, el modelo económico occidental está funcionando mal. En la mayoría de los países, existen fuerzas domésticas operando para elevar el desempleo: incrementos en los beneficios al desempleo (welfare), regulaciones onerosas sobre la contratación o despido de mano de obra, excesiva tributación sobre el trabajo y una desaceleración de la tasa de productividad.

En un trabajo de 1997[1], Phelps recuerda que el modelo económico occidental fue inventado por lo que llama “el equipo escocés” – notablemente Smith, Hume y Ferguson – en el siglo XVIII. El primer elemento del modelo era la libre empresa. Cualquiera debía tener libertad para iniciar un negocio privado, así como para cerrarlo o achicarlo sin pagar indemnización. El segundo elemento era un mecanismo de inclusión. Para estos pensadores, existía el axioma moral de que desarrollar una economía en base al principio de la libre empresa carecería de legitimidad si el sistema dejaba mucha gente fuera. Los “escoceses” vieron que existía un imperativo moral de extender la libre empresa a la mayor cantidad de ciudadanos, dejando de lado privilegios y democratizando las oportunidades.

Los seguidores “criollos” del libre mercado de los últimos años consideran que cualquier intervención en los mercados constituye un paso peligroso hacia el control estatal. Ellos quieren mercados absolutamente libres de todo subsidio, toda regulación y de la mayoría de impuestos. En contraste – recuerda Phelps - los escoceses circunscribían las intervenciones del Estado para ayudar a las empresas y ampliar las oportunidades. De hecho, el propio Adam Smith respaldaba muchas funciones del Estado, incluyendo subsidios para la educación privada. Ellos entendían que un gobierno limitado no significa uno que no fuera activista de alguna manera.

Phelps critica las perversiones de muchas economías occidentales. Critica cómo se dejó de lado la importancia del capital privado y se dificultó los despidos para promover firmas ineficientes, para interferir con las decisiones que debían tomar los negocios privados y para expandir los puestos de trabajo públicos  - con la esperanza equivocada de que restándole poder a la empresa privada se incrementaría el empleo y la inclusión. En otros casos, ha habido un miedo a la intervención con subsidios al empleo, a la contratación de mano de obra y otras iniciativas similares que podrían servir como mecanismos para reconstruir la inclusión social.

Para Phelps, la combinación de políticas es la inversa. Primero, se debe liberar a las empresas eliminando restricciones para el capital privado (“privatizar” en un sentido amplio). Ello generará mayor productividad y crecimiento. Pero – alerta – “no creamos que la libre empresa sola podrá reducir el desempleo.” Es necesario hacer una intervención para redireccionar las fuerzas del mercado y ayudar a integrar a los trabajadores menos dotados. Phelps propone crear un subsidio para los empleos de baja remuneración y beneficios tributarios para aquellas empresas que empleen trabajadores de ingresos bajos. Para ello – dice - será necesario convencer a la izquierda que la función esencial del gobierno es operar la maquinaria legislativa, judicial y fiscal, pero no operar la economía. De igual modo, será necesario persuadir a la derecha de que “los subsidios son una de las pocas cosas que un gobierno limitado debe limitarse a hacer.

Esta preocupación de Phelps por la inclusión social de los trabajadores menos dotados, nos debe estimular a plantearnos cómo enfrentar los retos del Perú de la próxima década. La recomendación de Phelps es clara: hay que fortalecer la economía de la libre empresa y no hay que tenerle miedo a los subsidios focalizados. Libertad económica con inclusión social deben ser las líneas maestras de la conducción económica del Perú en los próximos años.



[1] / “A Strategy for Employment and Growth: The Failure of Statism, Welfarism and Free Markets” en Rivista Italiana degli Economisti. Año 2, Nº1, 1997.

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